miércoles, 22 de abril de 2015

Superando la depresión posparto

Superando la depresión posparto


Al pasar por este mal momento de mi vida, leí infinidad de información y de foros donde todos los testimonios eran muy tristes y en lugar de ayudarme, metían ideas en mí cabeza que eran más deprimentes y locas de las que yo tenía.

Esto lo escribo con el fin de ayudar a mujeres que estén en proceso de superar su depresión posparto y las que todavía no empiezan para que sepan que si se puede. También para los familiares, para que se den una idea de lo que ellas están sintiendo, las comprendan, apoyen y no las juzguen de malas madres.

El comienzo 

Cuando me entregaron a mi pequeño Santi en mis brazos no tuve el sentimiento que esperaba, del que todas hablaban, ese amor inmenso, profundo e instantáneo de una madre por su hijo.

Después de 9 meses de embarazo esperando con todo tu amor a tu primer bebé, a los 3 años de casada con tu mejor amigo, 25 años de edad, con una profesión universitaria, estabilidad económica y todos los deseos de ser mamá, te entregan a tu bebé y sientes todo menos alegría. “¿Qué está pasando?” “Es por la anestesia” comencé a pensar millones de cosas, pero no lo entendía y solo me calmaba la idea de “mañana se pasara”.

Santiago fue un bebé planeado y deseado, no tenía por qué sentir algún tipo de rechazo hacia él, no, no tenía porque, pero aun así lo sentía. No concebía que ese bebé fuera mi hijo, no lo sentía mío.

¿Qué está pasando?

Si yo soy una persona que me encantan los niños, que siempre quise tener uno propio, que me encargué de muchos niños pequeños con un gran amor y gusto ¿por qué ahora que tenía mi hijo propio no lo quería? Y comencé a plantear la posibilidad de que YO NO QUERIA A MI BEBÉ.
No deseaba cargarlo, alimentarlo, bañarlo, cuidarlo, cambiarlo, en resumen no quería hacerme cargo de él. Sentía una enorme, gran, inmensa responsabilidad, la cual no me sentía capaz de afrontar y tampoco tenía ganas de hacerlo. Aun así me obligaba a sacar mis deberes adelante.

Enfrentando mi situación

Pasaron tres largos y extenuantes días antes de contarle a Fernando mi esposo, ya que al inicio no estaba segura de que era lo que estaba pasando; me acerqué a él y comencé a llorar sin parar diciéndole lo que estaba guardando, lo que ni yo misma sabia, hasta que lo vacié todo. Recuerdo que Fer no quería creerlo o aceptarlo y me dijo que era porque aún no comprendía que ya era madre, que era algo que iría digiriendo con el tiempo, que él también sentía “extraño” de repente ya ser papá.

Los primeros días con la algarabía de todos nuestros familiares yendo y viniendo para conocer al primer nieto (por todos sus abuelos) me mantuvieron distraída, por llamarlo de alguna manera y contenía toda mi tristeza, ya que no quería que nadie se enterara, no deseaba ser juzgada. Pero al término de las visitas lloraba muchísimo, lloraba como si todas las personas que amo hubieran muerto al mismo tiempo de la peor manera posible.

A la semana no pude más y hablé con mi mamá, mejor dicho lloré con ella, mis ganas de desahogarme no me dejaban explicarle lo que me estaba pasando, pero al final lo hice y obtuve todo su apoyo y comprensión, no podía esperar menos de mi mami hermosa.

Gracias a dios que tenía incapacidad, no podía asistir al trabajo en las condiciones que estaba, pues era una máquina de llanto y malos pensamientos. Me sentía la peor mamá, que no amaba a mi hijo, que no era responsable de él aunque me hacía cargo de todo. Me castigaba dejando de comer, aunque la verdad no tenía mucha hambre.

Desde que me “bajo” la leche lo amamante, me obligaba a hacerlo sabía que si todos estos sentimientos de rechazo pasaban, nunca me perdonaría el no haberle dado pecho. Sacaba fortaleza y lo hacía.

Mi querido y bello esposo al ver que esto ya había durado, se puso a investigar si lo que tenía era depresión posparto y como encontrar solución, la más recomendada: mediación. Pero si yo me medicaba, no iba a poder seguir amamantando a Santiago y pero ya no podía seguir así.

Dos meses de necedad

Sí espere dos meses, dos eternos y horribles meses para ir con un Psiquiatra, después de que me rogaran y rogaran mi mamá y Fer. El colmo fue cuando el pediatra de Santi en una de sus consultas lo noto y me dijo que de nada le servía a mi bebé que lo amamantara si no le daba el mejor alimento para su sano desarrollo, el amor de madre. Que existían leches que lo nutrirían bien, claro nunca como la leche materna, pero era peor que mi hijo no creciera con el amor y seguridad que necesitaba.
Investigue por mi propia cuenta sobre la depresión y no me ayudo nada, todo enmaraño mi mente. 

Por fortuna encontré la liga de la leche “organización que promueve y apoya la lactancia materna con un estilo de crianza que valora la maternidad” (http://www.llli.org/mexico.htmlLes mande mensajes en Facebook de mi caso y les pedí que me dijeran que en su opinión que debía hacer medicarme o amamantar. Necesitaba que madres que buscan lo mejor para los bebes me dieran su apreciación. Me expusieron lo mismo que el pediatra, que lo mejor era buscar ayuda, aunque eso implicara dejar de amamantar.

Comencé a buscar un Psiquiatra y primero di con una charlatana, desde llegar a su consultorio se sentía que no iba a funcionar y mi confirmación fue cuando me dijo que podía seguir a amamantando, al bebé no le pasaría nada, si acaso estaría adormilado la mayor parte del tiempo, pero no había de que preocuparse. Así que busque a otro, el cual me valoro y diagnostico el medicamento adecuado para mí.

Paso a paso

No fue por arte de magia, al tomarme la primera pastilla no se escucharon campanitas celestiales y amaba a Santi. Llevo tiempo y fue progresivo, el efecto duradero de las tabletas se notó al mes de tomarlas, deje de llorar. Y así poco a poco fui sintiendo me mejor. Al poco tiempo me sorprendí tomándole fotos a Santiago, y presumiéndolas en mi página, comenzando hacer cosas de mamá. A los 6 meses de tomar el medicamento el doctor me lo retiro gradualmente.

No todo fue gracias a la medicación sin el apoyo de mi esposo y mi mama, yo no hubiera podido lograrlo, ellos me hicieron sentir amada y buena persona, me mantuvieron cuerda, al escuchar todas mis tontas ideas y ayudaron mucho en el cuidado de Santi.

Ahora mi hijo tiene un año y todo lo sucedido es parte del pasado, tengo un amor profundo e inmenso por él, quiero que todo mundo sepa lo maravilloso que es y estoy orgullosa, desde sus primeras palabras y pasos hasta cuando pica su nariz o se tira un gas.  Diario me esfuerzo por dar lo mejor de mí para él, pero ahora con muchas ganas de hacerlo.

Quiero aclarar que no he puesto todos mis pensamientos, porque como dije al principio no es necesario meter ideas a una persona tan vulnerable, con sus ideas basta.

Mis consejos a personas que tienen depresión posparto
  • ·         Cuéntaselo a personas cercanas
  • ·     Trata de mantenerte lo más cuerda que puedas, no caigas en los pensamientos y deseos que tengas, cuando todo pase te arrepentirás de haber hecho alguna tontería
  • ·         Busca ayuda Psiquiátrica
  • ·         No eres mala madre, solo estas pasando por un mal momento


Mis consejos a familiares personas que tienen depresión posparto
  • ·         No las juzguen
  • ·         No les digan que piensen en otra cosa, no pueden
  • ·         No les digan que depende de ellas que eso pase pronto
  • ·         Apoyenlas y ayuden a cuidar al bebé, sin hacerlas sentir incompetentes para hacerlo